Carla Penna, escriptora i periodista. |
«Totes les guerres són guerres però més guerra és quan jo la puc veure. Tots els problemes són problemes, però més problema és quan l’estic mirant de cara i em sento compromesa a fer des de l’insignificança més suprema, però fer».
Em pregunto cada dia perquè em sento responsable, adolorida, impotent amb la realitat que tinc a l’abast i com el color de la pau ha tenyit les meves ànsies periodístiques i la meva essència humana.
Abans de dir «No a la Guerra», dic «Sí a la Pau». Abans de saber quina puta bogeria té Putin al cap o quina descabellada ingenuïtat ha mogut a Zelenski a creure que EEUU, l’OTAN o la Unió Europea es jugaria per Ucraïna, desitjo que la gent deixi de patir.
Abans de conèixer quins són els veritables interessos que mouen aquest teixit de poders creuats, em quedo amb el teixit de la gent, la humanitat, l’amor i la solidaritat que ens fa forts en contexts com aquest.
Oksana, jurista ucraïnesa. |
Nadya Makoeva, cantant i periodista. |
Que arribaran 60 refugiats més al poble entre dones i nens que espera aquesta propera setmana la Fundació Educat en col·laboració amb l’ONGD Coopera en la Casa de les Franciscanes del Carrer Cardedeu, però que estan intentant preservar aquesta acollida per respecte al inavaluable canvi que suposa per a aquestes persones.
Que la XIII Cros Solidària de l’Escola Els Pinetons d’enguany serà en benefici dels refugiats de La Garriga el proper divendres 18 de març.
Que estan sorgint un món d’esdeveniments culturals a benefici d’Ucraïna, com les possibilitats infinites d’aportar diners, temps, ajuda, menjars, paraules o qualsevol granet de sorra que ens doni una llum a tanta foscor.
Em sento agraïda a la vida per tanta confiança, tanta feina, tanta esperança i tant d’amor que serà el veritable contrapès a totes les baixeses humanes.
Gràcies per aquest 15 dies que semblen 15 anys de la plataforma #SUPORTAUCRAÏNA que mai m’hauria imaginat impulsar en equip amb la Nadya i l’Oksana!
Hace
18 días que ha comenzado esta Guerra entre Rusia y Ucrania y entre todos los
actores sociales que de una manera u otra nos sentimos parte. Quizás porque tenemos
los medios para verla en el foco de la información, porque está cerca o porque
conocemos de primera mano muchas de sus historias.
Me
pregunto cada día por qué me siento responsable, dolorida, impotente con la
realidad que tengo a mi alcance y cómo el color de la paz ha teñido mis ansias
periodísticas y mi esencia humana.
Antes
de decir «No a la Guerra», digo «Sí a la Paz». Antes de saber qué puta locura tiene
Putin en la cabeza o qué descabellada ingenuidad ha movido a Zelenski a creer que
EEUU, la OTAN o la Unió Europea se jugaría por Ucrania, deseo que la gente deje
de sufrir.
Antes
de conocer cuáles son los verdaderos intereses que mueven este tejido de poderes
cruzados, me quedo con el tejido de la gente, la humanidad, el amor y la solidaridad
que nos hace fuertes en contextos como éste.
Necesito
creer en la experiencia sanadora de las
crisis que resultan en aprendizajes, necesito cogerme fuertemente del sentido
del encuentro con esta parte del mundo que todavía no conocía, con una parte de
corazones que aún no había sentido, con una parte de realidad que hasta ahora
no me había tocado.
Todas
las guerras son guerras pero más guerra es cuando yo la puedo ver. Todos los
problemas son problemas, pero más problema es cuando lo estoy mirando de frente
y me siento comprometida a hacer desde la insignificancia más suprema, pero
hacer.
Me he
acostumbrado a querer saber de la Oksana en el medio del terreno cada día con
angustia, a preguntarle si tiene noticias de Ivankiv, de sus padres que ya hace
ocho días que no sabe nada, de enterarme si la zona del oeste donde ella está
ahora con su marido y sus amigos no ha sido bombardeada todavía, a imaginar que
pronto celebraremos en un abrazo el conocernos personalmente. ¡Y que estará
Rosa, Janira y toda la gente que la ama!
A
compartir en silencio con Nadya su dolor ruso que no tiene descanso por mover
la ayuda humanitaria, los viajes de Lesha, su marido, a Barcelona para hacer llegar
a las asociaciones el material que llevarán a la frontera para los refugiados o
el que ha hecho hasta Cracovia para acercar a gente que viene sin destino a un
país desconocido como Cataluña.
Me siento
útil al hablar con Anna, una periodista de Vilaweb, que tiene a Bohuslava, su
hermana de acogida de 9 años cerca de Chernóbil y que tampoco sabe nada desde
hace varios días, comentando a través de Oksana si existe alguna novedad de la
zona y que «lo único bueno de esta guerra es la conexión entre la gente».
O
mirar los mensajes de Albert y Cristina que le escriben por privado a Oksana
para saber si tiene noticias de Kristina, su hija de acogida que por idioma,
primero, y por la ocupación rusa, después, a duras penas ha mantenido
comunicación en todo este tiempo.
A
saber por Arianne que la otra Kristina, la que yo conocí con 7 años como su
hija de acogida y que ahora tiene 19, ya está en Polonia y ha podido huir del
país con dos amigas.
Que
la familia Torelló de La Garriga ha ido a buscar a la frontera polaca la mujer
y los dos hijos de Maxim, su hijo de acogida que se ha quedado en Ucrania para
luchar por su país.
Que ayer
al final de la tarde Nadya y Lesha han ido a saludar a Josep y su mujer Lis,
que han vuelto después de unos días de viaje a Medyka, en la frontera entre
Ucrania y Polonia. «Sólo cogieron su furgoneta, la cargaron con ayuda humanitaria
y fueron a buscar tres familias de refugiados. Una gente que sobrevivió bajando
y subiendo del tren que los llevaba a la frontera mientras los bombardeos se
sucedían. Miré sus caras cansadas y sentí dolor y alivio al mismo tiempo», nos
ha explicado Nadya que ha podido hablar con ellos.
Que llegarán
60 refugiados más al pueblo entre mujeres y niños que espera esta próxima semana
la Fundación Educat en colaboración con la ONGD Coopera en la Casa de las
Franciscanas de la Calle Cardedeu, pero que están intentando preservar esta acogida
por respeto al invalorable cambio que supone para estas personas.
Que
la XIII Carrera Solidaria de la Escuela Els Pinetons de este año será en
beneficio de los refugiados de La Garriga el próximo viernes 18 de marzo.
Que muchas
de las escuelas e instituciones garriguencas son puntos de recogida de material
sanitario e higiene, alimentos, etcétera, además de reunirse con los alumnos en
la plaza de la iglesia para gritar por la paz en el mundo como concepto
transversal.
Que
están surgiendo un mundo de eventos culturales a beneficio de Ucrania, como las
posibilidades infinitas de aportar dinero, tiempo, ayuda, comida, palabras o cualquier
granito de arena que nos de una luz ante tanta oscuridad.
Me
siento agradecida a la vida por tanta confianza, tanto trabajo, tanta esperanza
y tanto amor que será el verdadero contrapeso a todas las bajezas humanas.¡Gracias
por estos 15 días que parecen 15 años de la plataforma #SUPORTAUCRAÏNA que nunca
me hubiera imaginado impulsar en equipo con Nadya y con Oksana!
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